¿Qué nos depararán los rallies en 2020?

Llevamos ya más de dos meses de parón obligado en los rallies nacionales. La pandemia del COVID-19 no ha dejado de lado nuestra gran pasión que, como no podía ser de otra manera, ha tenido que parar por completo su actividad para poner la salud de todos por delante.

Dirt 2.0 se ha convertido en una alternativa para muchosPero, ¿realmente ha parado por completo? Lo cierto es que, tras un primer momento de inactividad absoluta, y en el que tan solo se planteaban retrasos en las pruebas, el mundo virtual ha tomado el mando, con iniciativas tanto oficiales, como el SCER virtual, o el CEM virtual, como no oficiales, en cientos de campeonatos dentro de Dirt 2.0, y otras carreras en mods de Assetto Corsa, o el eterno Richard Burns Rallye, por no hablar del videojuego oficial del WRC.

También pudimos entretenernos (nótese la ironía) con la irresponsabilidad de la FIA en las horas previas a lo que debió ser el arranque del Mundial de Fórmula 1 en Australia, o ver como en México se afanaban en hacer ver que no estaba ocurriendo nada, hasta que finalmente se cancelaba la última etapa de la tercera prueba del WRC, tras unos días de tramos llenos de gente, en los que ya algunos pilotos se preguntaban si valía la pena seguir corriendo.

Pero no hace falta irse tan lejos, y es que algunos organizadores de nuestro país, al comenzar esta pandemia, no dejaban de repetir que su prueba se iba a celebrar como si nada, hasta que se estrellaban con la cruda realidad, y se veían abocados a, en el mejor de los casos, aplazar la prueba, o incluso a cancelarla. No podemos culparles del todo por su afán en sacar adelante algo que han creado con tanto esfuerzo económico y personal, pero a veces es mejor pensar las cosas con cierta frialdad, y valorar que un paso atrás a tiempo también puede ser una victoria.

Una situación complicada

Desde luego que la situación para los deportes del motor, es tremendamente complicada. Mientras en las disciplinas de circuitos, disputar las citas a puerta cerrada puede ser una opción (cara, compleja, y con una viabilidad económica más que dudosa), las pruebas de carretera se enfrentan a una tesitura aún más difícil.

La distancia social en el público es complicadaEn cualquiera de los casos, mantener la distancia social en un box, o una asistencia, es algo realmente complicado. Imaginemos sustituir una pieza en un margen de tiempo mínimo. Siempre se juntarán varios mecánicos alrededor del coche, trabajando a toda prisa, y con el típico sujeta esto, mientras aprieto aquí… Y todo esto asumiendo que hemos logrado mantener al público fuera del parque de trabajo.

Y es que, no podemos olvidar que cualquier equipo de competición está pensado para hacer su trabajo en una zona lo más compacta posible. Las asistencias de los rallies se hacen en lugares muy limitados, en los que los equipos despliegan todo su taller, compartiendo espacio para varios coches, y en el caso de ser un solo vehículo, lado a lado con otros equipos. Y eso por no hablar del reducido espacio de los box de los circuitos, donde todo está pensado para aprovechar al máximo el espacio, sin importar que un ingeniero deba pasar por encima de un mecánico que está trabajando bajo el coche, por que no hay sitio para más.

También será complicado controlar al público en los tramos. Difícil mantener la distancia social en muchos lugares donde se agolpan los aficionados, máxime si tenemos en cuenta el habitual fenómeno de los aficionados que aparecen de la nada tras el paso de la caravana de seguridad. Apelar a la responsabilidad individual sería la única solución, aunque viendo el resultado que está dando en nuestra vida cotidiana, permitidme que ponga esta solución como algo dudoso.

Tampoco es fácil mantener la distancia en una asistenciaDoy por supuestas las prohibiciones de público en los parques de trabajo, así como la eliminación de ceremonias de salida, entregas de trofeos, etcétera. Pero aún así, sigo manteniendo la pregunta de si no podríamos convertir nuestro amado deporte en un foco de contagio.

Sacando el lado positivo

Pero hay que ver el lado positivo de las cosas, y hay que reconocer que, en este sentido, la RFEdeA ha conseguido dar un paso adelante. Se ha apostado por la digitalización de ciertos aspectos, lo que a buen seguro supondrá a la larga un ahorro de costes, y de errores.

Buen ejemplo de ello es el sistema SICCOM, de digitalización de las verificaciones, que supondrá un gran paso adelante en la materia, pudiendo no solo controlar los pasaportes técnicos y las fechas de caducidad de los elementos de seguridad de los vehículos, si no mejorar el marcaje de neumáticos, la gestión de los informes para los Comisarios Deportivos, y la comunicación entre equipos y oficiales (y esperemos que también con la prensa y el público).

También se ha comentado la posibilidad de llevar a cabo un carnet de ruta electrónico, que de nuevo mejoraría muchos aspectos, y daría a nuestro deporte una imagen de modernidad de la que muchas veces se parece huir.

La incógnita del calendario

La situación que estamos viviendo con la pandemia generada por el COVID-19 es algo sin precedentes en la historia moderna del deporte. Hemos visto infinidad de versiones del calendario deportivo, y, hasta ahora, que comienza a hablarse de la desescalada, como algo real, tangible, y que ha comenzado, no hemos podido tomar ninguna de ellas en serio.

El problema ahora son las fechas, y es que, si miramos el calendario, vemos que, desde septiembre, las fechas libres son realmente limitadas, máxime si se confirma el aplazamiento del Rallye Isla de los Volcanes, que ha empezado a sonar con fuerza. En este momento, el calendario quedaría de la siguiente forma:

  • 8 – 9 de agosto: Rallye Isla de los Vocanes (CERT)
  • 12 – 13 de septiembre: Rallye Princesa de Asturias (CERA)
  • 26 – 27 de septiembre: Rallye Camiño Xacobeo (CERT)
  • 3 – 4 de octubre: Rallye Villa de Llanes (CERA)
  • 17 – 18 de octubre: Rallye Ciudad de Granada (CERT) (Cancelada)
  • 24 – 25 de octubre: Rallye RACC de Cataluña (CERA)
  • 7 – 8 de noviembre: Rallye de La Nucía (CERA)
  • 21 – 22 de noviembre: Rallye Comunidad de Madrid (CERA)
  • 28 – 29 de noviembre: Rallye de Tierra de Madrid (CERT)

A todo esto, y con tan solo 5 fines de semana libres entre septiembre y noviembre (6 si contamos con la cancelación del Rallye de Granada, hay que meter las pruebas aplazadas, que son 4 del CERA, y 2 del CERT. Estaríamos hablando de una prueba cada fin de semana, para albergar todas las carreras. Podría hacerse, pero sería algo muy caro para los equipos, y con una logística complicada.

¿Y las copas monomarca?

Si la celebración del campeonato es complicada, el tema de las copas monomarca depende por completo de lo que ocurra con los campeonatos. Por el momento, la Copa Suzuki Swift mantiene su intención de disputarse, y de paso el equipo Suzuki también ha confirmado su intención de mantenerse en la competición, según una nota de prensa que publicaron a mediados de abril.

Parece que la Copa Suzuki Swift seguirá adelanteTampoco parece que vaya a pararse la Peugeot Rallye Cup Ibérica, en la que debía ser la temporada del debut del Peugeot 208 Rallye 4.

Otro camino muy distinto ha tomado la Copa Toyota Kobe Motor, que ya ha confirmado que no habrá edición 2020, y que la monomarca nipona retornará en 2021

Las posibilidades reales

Todo dependerá de la evolución de la pandemia. Habría que ver la viabilidad del Rallye Isla de los Volcanes en su fecha de principios de agosto. De ser así, y contando con que ya se ha celebrado el Rallye de Lorca, salvar el CERT sería más o menos sencillo, metiendo una prueba en la fecha del Rallye de Granada, que bien podría ser el Rallye de Pozoblanco. Descarto el Rallye de Arzúa debido a que Galicia ya tiene una prueba del CERT en este calendario, aunque podrían ser intercambiables. Otra posibilidad sería aplazar el Isla de los Volcanes, y hacerle un hueco entre finales de octubre y principios de noviembre.

En cuanto al CERA, la cosa es algo más complicada, ya que la temporada no llegó ni a arrancar. Viajar a Canarias, en cualquier caso, parece poco viable, aunque la fecha del Rallye Islas Canarias en el ERC, del 3, 4, y 5 de diciembre, podría hacerlo compatible con el Rallye Comunidad de Madrid. En todo caso, hay que pensar en los costes del desplazamiento, y que, con el certamen casi decidido, es posible que pocos equipos se desplazasen hasta allí.

Ferrol se postula en la web del rallye como la prueba que podría dar el pistoletazo de salida al campeonato, contemplando incluso la posibilidad de retrasarse a finales de agosto, dejando un campeonato con 6 pruebas.

Lo que si parece complicado es compatibilizar todo con la celebración del Supercampeonato de España de Rallies. Las fechas son muy ajustadas, y, como mínimo, habría que eliminar las visitas a las islas, para que los coches estuviesen siempre disponibles en la península. Y todo sin contar con ningún accidente, o avería, que podría dejar a un equipo con un cero en dos rallies.

¿Y si no hubiese rallies?

Este último punto es algo que llevo comentando desde el comienzo de la pandemia. Por mucho que me duela, y seguro que le dolerá a cualquier aficionado, a nivel nacional, el retorno de los rallies es algo muy complicado. Estamos ante un problema de salud muy serio, y que ya se ha llevado la vida de casi 30.000 personas en nuestro país, y más de 300.000 personas a nivel mundial.

¿Y si no hubiese rallies en 2020?Debemos tener claro que, por mucho que nos guste, el automovilismo es algo secundario. Se trata de algo que, a nivel nacional, no va más allá de ser un divertimento, que algunos llevamos al extremo de una forma de vida, aunque en nuestro país muy pocos puedan vivir de ello.

Como he dicho antes, aún prohibiendo determinadas ceremonias de las pruebas, eliminando tramos espectáculo, etcétera, las concentraciones de público son casi inevitables, y quizás habría que pensar en esperar pacientemente a que esta pandemia remita de una forma más clara para poder disfrutar de nuestro deporte en todo su esplendor.

Por el momento no nos queda más que esperar acontecimientos, y ver que es lo que sucede, pero lo que parece indiscutible es que mientras que no tengamos un país que haya terminado la desescalada al completo, los rallies deberán esperar, y el resto del automovilismo deberá tomarse las cosas con mucha calma. Me gustaría terminar este artículo con aquello de que nos vemos en las cunetas, pero no puedo hacerlo, sin añadir que personalmente quiero hacerlo con seguridad, y con la salud por delante.