Ha llegado el final de una segunda edad de oro de los GT alemanes en el Campeonato de España de Rallies de Asfalto. En realidad podríamos decir de los GT en general, aunque, hay que reconocer, que los únicos GT que han podido luchar por las victorias, han sido los Porsche.
Esta temporada, en lo que a los pilotos habituales del nacional de asfalto se refiere, tan solo Pedro Burgo había participado a bordo de uno de los vehículos alemanes, pero el piloto del ACSM Rallye Team competirá en el Rallye de Ferrol a los mandos de un Peugeot 208 T16 R5, y veremos que ocurre de ahora en adelante, puesto que se suponía que este vehículo sería el que pilotaría Joan Carchat en un programa reducido de pruebas, según informaba el propio equipo.
Los Porsche, después de todo esto, parecían recluidos en los campeonatos regionales, pero también hoy, hemos conocido que Galicia, uno de los bastiones de los GT alemanes, con Iván Ares como su gran abanderado, capará las prestaciones de los Porsche con la misma brida que se utiliza en el nacional. No debemos olvidar que Ares, ha conseguido en Galicia un campeonato a los mandos del Porsche 911 GT3 2008, en 2014, y que su anterior título, el de 2011, lo consiguió también tras disputar las dos últimas citas de la temporada a los mandos de este vehículo. La medida llega después de que el piloto de Cambre lograse la victoria en las dos primeras citas, cambiando las reglas en mitad del partido, como en el pasado hiciese la RFEdeA con la famosa válvula pop off de los R5. Esto deja Canarias como uno de los pocos lugares en los que los Porsche siguen siendo la referencia a batir.
El principal problema de todo esto es que, como ya advertí en alguna conversación de cuneta con algún compañero de prensa, estas medidas contra los Porsche han dejado a muchos equipos “entrampados”, con uno o más de estos vehículos adquiridos recientemente, y mucho dinero invertido en evoluciones, para ahora encontrarse con un coche que nadie parece querer, por lo que es muy difícil de vender, ya que es un reglamento que solo se ha seguido en nuestro país. También es cierto que nadie se ha parado a ver si realmente el coche puede seguir siendo competitivo. Ya dije en un articulo anterior que las cosas cambiarían en otras pruebas, aunque es cierto que me temo que cambiarán a favor de los R5, poniéndoles a los GT las cosas más difíciles, aunque parece ser que, salvo que se anime Iván Ares en alguna cita gallega, algo complicado después del anuncio de la FGA, no llegaremos a saber si tenía razón o no.
¿Y ahora qué?
No sabemos si esto es lo que pretendía la Real Federación Española de Automovilismo con la introducción de la brida en los Porsche, pero mucho me temo que no. La Federación quería igualar las cosas, pero por algún motivo, el efecto conseguido ha sido el de eliminar de un plumazo una categoría por la que mucho se había luchado.
Desde mi particular punto de vista, debo reconocer que el Porsche 911 GT3 2010 no me resultaba excesivamente atractivo en los tramos. Su sonido no dejaba de ser espectacular, que duda cabe, pero poco más. Esta versión era visiblemente más efectiva que el vehículo versión 2008. Tan solo había que ver en la salida de cualquier curva lenta como el GT3 2010 transmitía prácticamente toda su potencia al suelo de forma efectiva, mientras que el GT3 2008 patinaba, ofreciendo bonitas derrapadas. Pero esto no significa que haya que eliminar los vehículos de un plumazo. Si así fuese, ya deberíamos haber tomado medidas en el pasado contra vehículos menos espectaculares que sus predecesores, pero mucho más efectivos.
Sea como fuere, lo cierto es que el panorama es poco halagüeño. El precio de los R5 sigue siendo prohibitivo, con las versiones básicas rondando los 200.000 Euros, y, aunque la idea de los MaxiRallye, o Nacional 5, me parece bien, ¿qué ocurrirá si uno de estos “inventos” comienza a ganar a vehículos en los que las marcas han invertido miles de Euros? Por el momento, tocará esperar para saberlo, ya que aún no han pisado el asfalto español, y tras los retrasos anunciados por RMC Motorsport, y Suzuki, parece que hasta la segunda mitad de temporada no veremos uno de estos coches de la categoría Nacional 5 en competición.
En cualquier caso, todo esto viene dado por unos reglamentos que llegan tarde, y dejan a los equipos con un margen de maniobra realmente escaso, por no decir inexistente, en muchos casos. Y en esto si que es responsable la Federación, que debería publicar los reglamentos para la temporada siguiente antes de que finalizase el año en curso, permitiendo así a los equipos tener cierto margen de movimiento para negociar con patrocinadores, marcas, y proveedores; garantizando además que esos reglamentos no variarán durante la temporada, salvo hecatombe, aunque esto, visto lo visto, parece ser una utopía.
En este momento solo veo dos posibilidades, ambas con innumerables problemas para los implicados. Por un lado, la Federación podría dar un pequeño paso atrás, en forma de ampliar el tamaño de la brida de los Porsche, escudándose en el poco rendimiento mostrado hasta el momento. Esto tiene varios contras. El primero sería el consiguiente enfado de Mitsubishi, la primera marca que se ha lanzado a luchar por el título absoluto del nacional de asfalto en muchos años, cuya aventura, a buen seguro, ha llegado supeditada a la bajada de rendimiento de los GT (esto es una suposición mía). Tampoco creo que le sentase muy bien a Sergio Vallejo y la empresa Sports & You, distribuidora oficial de Citroën Racing en la Península Ibérica, puesto que han dejado de lado el Porsche, y han apostado por un vehículo como el Citroën DS3 R5.
La otra posibilidad sería dejar las cosas como están, aunque eso conlleva sufrir un aluvión de críticas por parte de algunos equipos que están hundidos después de haber hecho una gran inversión en los GT alemanes, y que ahora tendrán muy difícil recuperar dicha inversión al completo, y de muchos aficionados, que, no sin razón, añoran el bramido de estos vehículos en los tramos.
Estaremos muy pendientes del próximo capitulo de esta historia.
